15/12/06

España: Ciudadanos reacios a participar como jurados

Por Sur.es

Sur.es - España

Extractos:

Los ciudadanos son reacios a participar como jurados, no sólo por la responsabilidad que conlleva emitir un veredicto de culpabilidad o inocencia, sino por los trastornos familiares y laborales que puede acarrearles el estar pendientes durante días de esta labor. Un derecho y un deber constitucional que muchos consideran un «engorro», pero que no todos pueden eludir. De hecho, la Ley del Jurado establece una multa que oscila entre los 150 y los 1.500 euros para aquellos candidatos o jurados que no comparezcan en el juicio sin justificación.

Tos crónica, ataques de ansiedad, estrés o problemas de conciencia son algunas de las excusas más originales que estos días han llegado al Juzgado Decano de Málaga a raíz del último sorteo bienal de los futuros candidatos que podrán ser miembros del Tribunal del Jurado en los próximos dos años a partir del mes de enero. De los 2.000 malagueños elegidos estos días de forma aleatoria a partir del censo electoral, casi el 15% han alegado algún impedimento, y de ellos, más de la mitad son personas mayores de 65 años, una de las excusas contempladas en la Ley del Jurado.

De los ciudadanos seleccionados en esta primera criba, 284 presentaron alguna excusa entre el 1 y el 15 de noviembre pasados. De ellas, 112 han sido estimadas, seis rechazadas, y 14 remitidas a otros partidos judiciales de la provincia a los que compete esta decisión. De las reclamaciones estimadas, 64 han sido por ser mayor de 65 años; 31, por incapacidad física o psíquica; seis, por no saber leer ni escribir; cinco, por trastornos familiares graves -por ejemplo, el caso de una mujer que cuidaba a su madre enferma-; tres, por ser abogados y procuradores en ejercicio, y dos, por estar condenados por delito doloso.

El juez decano de Málaga, Manuel Caballero Bonald, asegura que aún quedan 152 expedientes pendientes de resolver. Lo que significa que más de la mitad de las excusas no están claras y que se están investigando para saber «qué hay de cierto en ellas». Es el caso de una persona condenada por robo que no aporta ningún dato sobre su sentencia; una mujer que padece «de los nervios» pero que no lo acredita con un certificado médico, o un transportista que sostiene estar «hasta arriba de trabajo». En años anteriores se han dado algunas excusas aún más curiosas: desde un empleado de la construcción que alegaba ser «muy influenciable», hasta una mujer que «tenía» que estar en casa para dar de comer a sus hijos, ambos mayores de edad.

Curiosidades aparte, lo cierto es que la mayoría de los seleccionados quieren dejar de serlo porque piensan que no están capacitados para juzgar a un semejante.

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