Por Panamá América
"EL ACUSADO te ve y los familiares te miran, las lágrimas se me salían. El juez me miraba fuerte, para que me controlara". "Es una sensación horrible, nos intimidan, se siente como una presión por parte de los acusados y los familiares de las víctimas", solloza Vilma, la jurado de conciencia que habló con El Panamá América.
Afirma que la situación llega al punto que los jurados siempre son los mismos. Ya nos conocemos, pertenecemos a las mismas entidades estatales. Ella confiesa que la última vez que la llamaron para que fuera jurado de conciencia, inventó una excusa para no ir.
La experiencia para Vilma no ha sido agradable. "Tienes remordimientos de si tomaste la decisión correcta y temor por lo que pueda pasar después", destaca. "Nosotros no somos quienes para estar acusando a nadie que cometa un pecado", enfatiza.
El jurado de conciencia está regulado por el Título IV del Código Judicial. Todos los panameños (que califiquen para esta figura) pueden ser elegidos para participar como jurados. En caso de no acudir sin una justificación, será sancionado con una multa de 250 balboas.
Vilma llegó a cambiar su veredicto. En un caso de homicidio llegó a la conclusión de que el imputado era inocente, a pesar de que confesó el crimen, porque éste actuó cegado por la ira. No obstante, al ver que los demás jurados votaron culpable, cambió su veredicto.
Narró, además, como en una ocasión una de sus compañeras se negó a comparecer a un juicio y le pidió a las autoridades que la sancionaran. La mujer se negó cuando supo que actuaría en un juicio contra seis narcotraficantes.
Cuando se registran las llamadas del Segundo Tribunal de Justicia para captar jurados, muchos funcionarios que se encuentran en la lista se esconden.
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Panamá América
Jurado confiesa que se sintió intimidada
Por Grisel Bethancourt
4 de junio de 2006
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