Por LaVerdad.es
Extractos:
El secretario general de la Asociación Profesional de la Magistratura (APM), José Antonio Ballestero lo tiene claro. «El juez profesional tiene una defensa ante la contaminación por ideas previas y juicios paralelos: los conocimientos técnicos y el hábito, que lo hacen menos vulnerable» a la presión social. «Hay testimonios y abogados muy convincentes, y la gente se deja llevar a favor de corriente».
Ballesteros cuenta que «en algunos países se traslada al jurado a lugares alejados del objeto a juzgar». Por otro lado, la ley no entiende de repercusiones mediáticas y sólo deja para los jurados populares los delitos «naturales o de facil comprensión». Sin embargo, «a veces las cosas simples se pueden complicar enormemente».
«¿Sabe valorar un jurado una prueba indiciaria o un testimonio de referencia?», se pregunta Ballesteros, rechazando que estas cuestiones técnicas estén al alcance de los jurados. El magistrado enumera también «problemas en la motivación de la sentencia, un derecho fundamental del condenado para evitar arbitrariedad y discreción. Habitualmente basta una mínima motivación y el resto lo tiene que hacer el juez», explica.
El portavoz de la APM considera que «la enorme complejidad de la jurisprudencia sobre el error del hecho», clave en la diferenciación entre defensa propia y legítima defensa putativa —en la que el acusado cree erróneamente estar amenazado—, difícilmente puede ser transmitida a un jurado lego en Derecho.
Ballesteros es magistrado de la Sala de lo Civil y Penal del Tribunal Superior de Justicia de Galicia, el órgano que revisa los recursos contra los veredictos de los jurados. Y está cansado de ver defectos de forma en las sentencias de los juicios con jurado, como la que ha hecho repetirse estos días un juicio en el que se tuvieron en cuenta pruebas de un asunto distinto.
Julio Guerrero, ex juez de Instrucción y actual juez de lo Penal, elude pronunciarse sobre el caso del policía local de Ceutí y se limita a señalar: «Si yo fuera culpable de un delito, preferiría que me juzgara un jurado popular. Y si fuera inocente, que mi caso lo viera un juez profesional». Un argumento recurrente en algunos ámbitos, que apunta a que la posibilidad de que se produzca un error de valoración es mayor en el caso de los legos en Derecho.
El penalista Evaristo Llanos Sola, quien ejercitó la acción particular en el caso de la parricida de Santomera, celebrado por jurado, muestra su desconfianza en esta institución pese a que en el asunto mencionado aceptó totalmente sus tesis. «Los jurados populares no me ofrecen seguridad. Creo que son más manipulables e influenciables, tanto por factores internos, de sus propias creencias y valores, como por elementos externos. Y hay que prestar especial atención a cómo influye en ellos la actuación de los profesionales que intervenienen en el proceso, desde el momento inicial de la selección del jurado hasta la forma en que se formulan las preguntas que van a constituir el objeto del veredicto. Todo ello puede tener gran trascendencia en la decisión final».
Enlace: Versión On Line
El jurado popular retorna al banquillo
A. Pérez y R. Fernández
La Verdad.es - Murcia
La Verdad.es - Murcia
4 de febrero de 2010
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