Por El Popular
Diario El Popular Olavarría - Buenos Aires Argentina |
Extractos:
Lo del miércoles pasado como mínimo acobardó, y con decir miércoles me refiero a la jornada entera, por que eso fue prácticamente lo que duró la segunda audiencia del juicio por jurados por el feminicidio en el Bingo de Olavarría. Pasó de todo. Lo resonante del veredicto, que sorprendió a propios y a extraños, constituyó —obviamente— lo más relevante y en ello se centró la crónica publicada en la edición de ayer, pero también se registró otra serie de situaciones que, si bien se las puede considerar como de menor importancia, merecen su mención y análisis.
Las sensaciones son encontradas, quizás se sintió algo similar con el primer juicio por jurados llevado adelante meses atrás, pero ahora es distinto. Quizás en sólo unos días, cuando arranque otro debate de estas características, el balance sea mejor, pero hoy por hoy el saldo parece dar negativo entre la mayoría de las personas que de una forma u otra estuvieron vinculadas con lo que pasó el miércoles. La cobertura de esa jornada no sólo permitió vivenciarla, sino también tomar contacto directo con los actores y ver qué opinaban al respecto. La coincidencia fue unánime: "así no".
El funcionario judicial que encabezó la querella durante el debate se sinceró: "En otros países tiene años de preparación, de antecedentes, es una cultura. Nosotros no estamos acostumbrados a lidiar con jurados".
El miércoles se sucedieron varios episodios que determinaron un sinsabor o una disconformidad que se sintió en la mayoría de los presentes, salvo obviamente en el lado de la defensa, que logró un resultado sumamente positivo. Los planteos acerca de si la modalidad contribuye o no en mayor medida a la situación del imputado será objeto de otra nota y seguramente con la opinión de especialistas, ya que sería apresurado y aventurado introducirse ahora en semejante debate.
Pasó de todo
Pero sí se dieron otras situaciones que valen la pena analizar en estas líneas. Una es la extensión de las audiencias: si ya las 15 horas que duró la jornada del miércoles fueron demasiado para los presentes, mucho tuvo que ver que el día anterior la actividad se desarrolló prácticamente en el mismo tiempo. El debate en sí el martes se extendió por la mayor parte de la tarde, pero los jurados debieron concurrir a primera hora de la mañana para ser sometidos al último filtro que determinó quiénes iban a ser los 12 titulares y los 6 suplentes.
Aquí hay que hacer hincapié, y por qué no felicitar, el compromiso ético y cívico de los jurados, que discutieron casi dos horas el veredicto. Bien es sabido que ésa era su función, pero tampoco hay que ser ingenuos y olvidar el cansancio y fastidio que varios de ellos tendrían a esas horas de la noche, cuando finalmente les llegó el turno de debatir.
Fueron horas y horas de pelear contra el sueño y el cansancio, en un lugar que seguramente no quisieron estar —o al menos no pidieron estarlo— y lejos de su familia. Ninguno de ellos era de Azul, los había de Tandil, Rauch, La Madrid y hasta de Olavarría. Y así y todo cumplieron, y como se dijo antes no se discutirá el veredicto, habrá que esperar al lunes para ver cómo termina todo esto, pero ellos estuvieron a la altura. O, al menos la mayoría. No por no estar a la altura, sino que el cuerpo les dijo basta. Varios se durmieron por algunos instantes y una mujer se descompensó y finalizó en un centro asistencial por problemas de presión cardíaca. Toleró todo el debate, pero al momento de la votación debió ingresar otra jurado, que hasta ese momento era suplente.
La premisa parece ser que duren lo menos posible, nunca fue expuesta de manera abierta u oficial, pero no parece haber otra explicación. Los costos que genera el jurado seguramente no son pocos y de allí debe provenir esta suerte de apuro o directiva. Pero no es lo ideal, como tantas otras circunstancias.
Enlace: Versión On Line
Por Ignacio Cerdera
@nachocerdera
icerdera@elpopular.com.ar
@nachocerdera
icerdera@elpopular.com.ar
El Popular - Olavarría
27 de noviembre de 2015