9/4/13

España: La absolución definitiva de Camps y el sinsentido del jurado popular

Por ElSemanalDigital.com

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España

Extractos:

El hecho relevante ocurrió con el veredicto un año atrás, cuando los miembros del jurado, con cinco votos a favor y cuatro en contra, deciden declararles inocentes de un delito continuado de cohecho impropio. Es el mismo reparto de porcentaje de votos que sacó la derecha y la izquierda varios meses antes en las elecciones autonómicas.

No tuvieron en cuenta la confesión de culpabilidad de Víctor Campos y Rafael Betoret ni las pruebas aportadas por la Fiscalía o por la acusación particular. Creo que las fiscales erraron en el planteamiento, en la estrategia y en el estilo. No tienen la práctica y tradición de algunos países anglosajones. Aburrieron a los magistrados, al público y, sobre todo, al jurado. Y perdieron un combate que tenían ganado.

Pero la verdadera desdicha se produce el 23 de diciembre de 1995, fecha de entrada en vigor de la Ley del Jurado, publicada en el BOE ese mismo año, el día 23 de mayo. El legislador no hizo caso de la opinión de muchos abogados, jueces, profesores y juristas en general que le advertían del error de llevar a término el desarrollo legal del artículo 125 de la Constitución española de 1978 que establece que los ciudadanos podrán participar en la Administración de Justicia mediante la institución del Jurado, en la forma y con respecto a aquellos procesos penales que la ley determine.

Si alguien quiere construir un casa, contrata a un arquitecto; cuando alguien necesita levantar un puente, acude a un ingeniero de caminos; si se le estropea un enchufe, a un electricista; si su problema es de salud, se pone en manos de un médico.

Cuando el problema es legal, cuando la decisión que se tome puede hacerle ingresar durante muchos años en un centro penitenciario, somete la cuestión a la opinión de diez personas, honradas y decentes, pero legas en asuntos judiciales. ¿Se imaginan a diez hombres o mujeres honradas y honorables en un quirófano, preparados para operarle de un prolapso de la válvula mitral?

Es un sinsentido, y tiene que ver con la cursilería de la izquierda de "democratizar la sociedad".

Están plenamente vigentes las palabras aquí adaptadas a la judicatura que San Ignacio, aquel divino impaciente, le decía al Monarca:


 No hay bien para los pueblos igual
que este afecto paternal
de un juez prudente y cristiano.
Todo lo demás es vano;
Errar puede la opinión,
Puede ser vana la Ley.
Un hombre y una nación
No aspiran a mejor don
Que un buen padre y un buen Juez.



El Semanal Digital
9 de abril de 2013

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